(D)ESCRITO DE LA TOMA

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Estoy ya muy cansado, pero igual me hago un poco de tiempo y mato mi ocio en esto. Sé que no soy de esos que comparte ideas revolucionarias, ni quien suele convivir con aquellos que las comparten, pero desde hace ya tres días que lucho codo a codo con ellos por esos ideales que creían improfesables en mí.

Pues bien se equivocaron, pero no del todo. Igual estoy mucho más cansado que los que promovieron la toma y estuvieron de acuerdo con ella desde que comenzó. Estoy aburrido de muchas cosas que no funcionan burocráticamente (debe ser por mi costumbre al sistema) y estoy harto de no dormir en mi cama. Mas, no dejo de lado el esfuerzo de muchos compañeros que no han dormido resguardando mi poco sueño, de otros que por las noches van en protección de los colegios contra ataques neonazis, ni de los que con mucho esfuerzo y dedicación preparan las comidas, que día a día disfrutamos.

Muchos de mis pares están con frío (el calor humano los abriga, pero no sé si es suficiente), muchos se dan a la idea de seguir hasta el final. Otros desertan, no les importa estar en un sistema educacional de mierda. Algunos –otrora luchadores- descansan muy bien en sus cómodas camas, mientras que LA TOMA disfruta de un café, no muy azucarado, para guardar suministros.

La verdad estoy aburrido de esperar que la suerte llegue. A veces las cosas se dan y hay que aprovechar las instancias. Los secundarios ya nos han dado un ejemplo. Antes de venir a participar de esto veía las noticias, donde se decía que en 34 años que no se presentaban movilizaciones tan magnas. Yo hijo de una educación democrática, con una ley de gobierno militar, no sé cómo pude estar tan ciego. Encandilado con que, al crecer, todo mejoraría. Qué cuentos me pasaba.

Ahora lucho para que los otros no lo hagan, no pasen las terribles consecuencias de una educación llena de malos ratos, lagunas históricas y politizada –aún en 16 años de gobiernos concertacionistas-. Lucho por mis pares, esos que me dan la mano sin esperar nada a cambio, lucho contra el frío que me doblega en este instante, el vacío que tiene mi estómago, el sueño que amenaza con llegar y el insomnio obligado por cualquier ataque.

De aburrido escribo esto. De aburrido y turbado por un presente sabido y un futuro incierto, el cual me recalca que, por mucho que quiera saber el destino: NO L.O.C.E.